lunes, 28 de marzo de 2011

lluvia argentada

 

Llueve.
Diez cabezas hacen falta,
calabazas huevas (vacias de contenido),
sables que me partan en dos,
22 cuchillos curvos,
siembra de pepitas,
tres disparos,
balas de insultos,
desprecios,
defecaciones de bocas perfectas,
de muelas oxidadas asesinas,
placeres culinarios de manjares podridos.
La ventana abierta,
la calle desnuda,
una farola que alumbra tu sombra,
criminal,
asesino en la sombra,
sombra de silencio,
vigilante mojado de meados de puta cara.
Dominó perfecto,
el seis con el seis,
el tres con el tres.
Has ganado y a mí me sobra una ficha.
Llueve con calma,
la acera mojada,
mi boca regada en sangre,
mi cuerpo roido por ratas,
soy la furcia destrozada,
el tren que pasa en sísmico movimiento por la casa,
el negro que arrebata la escena,
el blanquito cabrón.
El cinco con el cinco,
el uno con el uno,
mi ficha no cuenta,
la última ficha es tuya.
Embarazo de hienas,
vergas de caballos,
monjas folladas por perros,
rabia en el café con tres cubitos de hielo,
Diez cabezas rebanadas hacen falta,
en cajas de envio,
en medio del camino,
para que deje de llover.
Justo sale el sol,
cuando abro la primera caja y veo mi cabeza dentro,
perfecta.
Perfecto.
En mi bolsillo,
una ficha,
mi vida no vale nada y yo tengo el doble blanco.

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