miércoles, 13 de abril de 2011

afirmando las piernas sobre el murete

no habia un solo dia en que no pensara en ella el largo vestido rojo de volantes hasta el suelo la raja hasta la cintura el enmarañado moño alto y aquellos brillantes zapatos el cinturon cartuchera de su mano una escopeta de cañones recortados y de su boca perlas rojas que brotaban con parsimonia pero sin cese boca de rojo apetecible con rojo execrable caminaba como a trompicones arremangada mostrando un muslo perfecto y aun tambaleandose se adivinaba el hermoso caminar poseedor de gran parte de su atractivo tropezo y corri a cogerla se abalanzo encima de mi soltando el arma su mirada perdida no hacia entrever como su mano aparto la parte izquierda del vestido y saco la pequeña daga de la liga aquella con la que en un abrazo desesperado me destrozo el corazon

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