claman las luciernagas sin pilas que bebiendo entre fabricas de aluminio y campos de soja desvian la mirada del sueño olvidado
una mampara de baño coja
la sonrisa que buscan y nacen en campos de arroz se pierde (como aquel adolescente tardio que se escapo a Paris para visitar la calle donde vivian los padres de la amante de Modigliani que embarazada de nueve meses se suicido tirandose de espaldas de un quinto piso) en apenas 17 en un Maranhao hadado de maizales (alguno habra que sonria cuando duerme) y nace de la risa del rayo en madrugadas de autobus y golpes cuerpos adultos con infantiles orgasmos encerrados polvos de viagra y pagos almacenados
la secrecion la encuentran del miembro empalmado el dulzor de una derrota de miel (luna) cubierto de obreras florecientes mercados de chileno-brasileños sin ovarios, ni ron ni tabaco y un coño infinito que grita los pecados y escuchan el sonido sordo de un amor despistado desposeido de ese principio y final que es su imagen (espejo partido de nariz u ojos violaceos) anudado en dos somieres oxidados ascetas clavados de frescor dulce y blando en sudores sudados
tenaza/cadena/candado
cinturon de castidad oral robado
“sí, se rumorea que un joven y pálido rayo de luna nueva roza el borde de una nube otoñal que se evapora”
Continuara…
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