lunes, 10 de enero de 2011

ahora echo las moneditas a los jueces

 

como belleza me meto en los seis brazos de tu camisa deseo sentir como las manos abren mi cuerpo y las salivas manchan de marron mi pecho y el tabaco se apaga en un cenicero lleno la muerte en la cara sonrisas complacientes rictus de dolor y suerte querer sentir y ver el asco dibujado en las rastas tirar de tu pezon perforado vivir dichas lametones en ojos y repasos los pies con sus dedos los sobacos las babas genitales y arcos acaricias las rodillas hacer el perro sumiso cuatro patas en la cama reventar las fresas y los labios sufrir el placer y quedar para ser mas de cuatro semilla de melocoton abierto jugoso y seco redondo y parco manchado por la sombra de un pino marcado por mil y un pecados...la mañana despertaba y yo escondia mis actos
"Acepto que belleza es la fulguración
natural de las cosas naturales.
Me digo que tus dientes mostrados en sonrisa
son eso. Que tus ojos me dan tanta dulzura
porque cumplen remotas instrucciones gen éticas.
Que tu cuerpo de hombre con mi cuerpo de hombre
construyen un lugar necesario en el mundo.
Que nada extraordinario hay en dos que se aman.
Pero, cuando te abrazo una noche tras otra
y me encuentro tu pulso a oscuras en cualquiera
de los puntos que laten en tu cuerpo dormido,
cruza por mi cerebro la palabra milagro."
"Acepto que la belleza es la fulguración" de Juan Antonio Gonzalez Iglesias

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